Tuesday, October 4, 2011

Fertilidad


Bajo los viejos árboles
dos seres se revuelcan
y en la tierra se quedan
grabadas las siluetas
El sudor es rocío
sobre las hojas secas
Las carnes se deshacen
y alimentan la tierra

Ojos que lloran semen
labios que besan sangre
cuerpos que se consumen
almas crucificadas

Las niñas con sus niños
caminan de la mano
buscando un nuevo padre
y me pregunto cómo
se puede sentir tanto
y me pregunto cómo
se puede no sentir
y me pregunto cómo
el deseo subsiste
más allá de los límites
de la desesperanza

Un ser indiferente
contempla el melodrama
y pienso que no puede
ser tan indiferente

Un sexo que destila
plenitud y vacío
Lluvia sobre las flores
Verde sobre el aroma
Palomas sin tejados
volarán sin descanso
y no se posarán

Ondear de las aguas
Respiración de un dios
Temblor de las montañas
Rocas pulverizadas
Neblina en un nevado
Y una lenta caricia
y un estremecimiento
permanente
La corriente de orgasmos
baña el mar de la muerte


Juan Andrés Alzate 



Comentario: Uno de mis poemas favoritos, escritos en la época en que mi hijo estaba en gestación o muy recién nacido. Me encontraba caminando cerca del parque de Villahermosa y al otro lado de la calle una joven caminaba con un bebé que apenas estaba aprendiendo a hacerlo; ella lo llevaba de la mano hacia el parque. Allí nació esa frase clave: "las niñas con sus niños caminan de la mano buscando un nuevo padre".

El poema enlaza la idea de fertilidad, de sexualidad, desde lo particular (la pareja bajo la sombra de los árboles) hasta lo universal, desde lo pasado hacia lo futuro, revelando a su paso el universo convertido en un sexo que destila vida, vida que a su vez fluye como una corriente hacia la muerte.

Ahora, al releerlo, me trae a la mente las coplas de Jorge Manrique  (c. 1440 – 1479)

Nuestras vidas son los ríos 
que van a dar en la mar, 
que es el morir 

pero también las palabras menos austeras de ese que considero el más talentoso poeta colombiano, Porfirio Barba Jacob, en su Balada de la Loca Alegría:

entrad en la danza, en el feliz torbellino:
reíd, jugad al son de mi canción:
la piña y la guanábana aroman el camino
y un vino de palmeras aduerme el corazón.

La Muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Hidalgo, polvo de Bolívar,
polvo en la urna, y rota ya la urna,
polvo en la ceguedad del aquilón!


1 comment:

  1. Es increible, ver cómo no se ha podido contener ese raudal de vida, que si bien, tiene el firme destino de la mar de muerte, nunca llega a ser vida adulta, fructífera y feliz. (se me quedó la musicalidad de tu poema).
    Algunos estudios revelan que el hombre, tiene como instinto, exacerbar la sexualidad en épocas de crisis. Recuerdo una escena que quedó grabada en mi memoria, de la película "El Imperio del Sol", en la que dos británicos prisioneros en un campo de concentración Japonés, hacían el amor en medio de las más absurdas condiciones.
    Pues bien, los barrios más pobres de Medellín, tienen las tasas de natalidad más alta y los umbrales de maternidad más tempranos.
    Es la mayor ironía de la vida, un desaforo ardiente por generar vida para una guerra que parece nunca parar.
    Siempre me he preguntado: ¿Qué pasaría en Medellín, si se lograra contener ese raudal loco de vida? Los hombres adultos ya están cansados de tanta guerra, si dejamos de alimentar al monstruo, tal vez muera, aunque sea de inanición.
    Gracias Juan, por hacernos reflexionar sobre nuestra realidad desde tu arte.

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