Friday, September 30, 2011

Que no destruyan tu vida


Que no destruyan tu vida
con sus promesas absurdas
con las palabras altivas
con los silencios insanos
con las farsas de sus vidas
con los dolores ajenos...
Que no destruyan tu vida.

Que no destruyan tu vida
los deseos los temores
los odios las simpatías
no temas a los errores
no creas en las ironías
y no te detengas por nada
Que no destruyan tu vida.

Que no destruyan tu vida
los ideales ajenos:
lucha sólo por la vida
los valores inventados:
sólo aprende de la vida
cuando todos digan muerte
Que no destruyan tu vida.

Cierra un instante los ojos
guarda silencio respira
deja que fluya la sangre
intégrate con la vida
deja atrás todo lo externo
siente sólo tu energía
todo queda atrás y lejos...
Que no destruyan tu vida.

Que no destruyan tu vida
sus ridículos fantasmas
sus inocentes rencores
sus miedos sus cobardías
la inseguridad que siembran
sus débiles energías...
vuelve los ojos adentro
Que no destruyan tu vida.

Juan Andrés Alzate - 1994 o 1995

Thursday, September 29, 2011

¿Qué  dicen sus palabras? Que te han abandonado.
¿Qué dicen sus miradas? Que ya no tienes vida,
que sobran las palabras, que te han abandonado...

Gabriel Múnera G.
De la canción "Sanatorio", 
parte del L.P. "Apariencias" 
de la agrupación TRON.

El que fue paraíso es un infierno.
El sueño se ha tornado en pesadilla.
Destruyeron la herencia de sus padres
en el nombre del ídolo blasfemo.
El poder que entre todos engendraron
se ha vuelto contra ellos
surgiendo desde todas sus riquezas,
dejando la miseria.

Inocente te encuentras entre el caos.
Buscas consuelo pero hallas locura.
Adviertes el ejército de arcángeles
que anuncia la venganza,
y comprendes que el tiempo se termina,
pero puede cambiar...

La tierra no ha vivido lo mejor.

Juan Andrés Alzate - 1990

Por aquel tiempo, la agrupación TRON estaba en el proceso de grabar su LP y CD "Apariencias". Como amigo de Gabriel y fan de la banda, escribí este poema para acompañar la carátula del LP (y en un proceso de retroalimentación cíclica, luego acompañé el poema con un trozo de una de las canciones). Por supuesto, el caos tiene una manera particular de interferir con los planes; muchas cosas pasaron que afectaron el proceso de grabación. El poema finalmente no fue incluido en la carátula pero igual la energía del poema y la de las canciones seguirán siendo inseparables.

El disco "Apariencias", igual que el poema, hablan de una ciudad que se ve muy distinto desde lejos y de cerca. Una ciudad que acumuló odio debajo del asfalto, y de repente se encuentra con que ese odio personificado se torna en su contra. Visiones de locura y destrucción a donde quiera que mires. La guerra toma unas proporciones míticas que desafían la cordura de los inocentes.

En los últimos años TRON se ha re-encarnado, y la denuncia de sus canciones sigue siendo igualmente válida. Las cosas han cambiado poco en estos 20 años. Las filosofías cambian, las "causas aparentes" se desplazan, pero el odio y la destrucción siguen haciendo estragos.

Cierro esta nota con una canción que hizo parte de "Apariencias", ahora interpretada por la nueva encarnación de TRON: "Voy cayendo"



Me resultó realmente difícil escoger cuál canción incluir aquí, así que los remito al canal Youtube de Tron: http://www.youtube.com/user/tronmed y a su perfil en facebook: http://www.facebook.com/TronRockMed

Tuesday, September 27, 2011

Pasado

¿En dónde están tus ojos, señor? ¿Dónde tus manos?
¿Dónde la risa franca que te hacía temblar?
¿En dónde están tus hijos? ¿Tus padres? ¿Tus hermanos?
¿Por qué los viejos bosques se hundieron en el mar?

¿Por qué tiemblan los niños y sangran los ancianos?
¿Por qué lloran las madres que ya no aguantan más?
¿Por qué las ilusiones se diluyen en vanos
sacrilegios inútiles contra la sociedad?

Donde ayer hubo fuentes sólo quedan pantanos.
Las verdades profundas se ocultan en arcanos.
Los niños que olvidamos ya no renacerán.

Las palabras se quiebran, y es una maravilla
ver que se cristalizan, ver la noche que brilla,
sentir olor de bosques en en fondo del mar.

Juan Andrés Alzate


Comentario: comenzaba la década de los noventa. Medellín hervía. Pablo Escóbar se había escapado de la Cárcel de la Catedral. La ciudad estaba atemorizada. Cada noche nos encerrábamos en las casas a esperar las explosiones, que comenzaban a eso de las ocho de la noche, cuando no los tiroteos al frente de las casas. Los helicópteros volaban en la oscuridad a la búsqueda del fugitivo. Las amenazas llovían de todos lados y contra todos.

Fue en esa época cuando el llanto de una madre que ya no aguantaba más me inspiró a escribir este soneto, que comienza con la desolación de un viejo en el cual todos estamos representados. Un viejo que se enlaza con el pasado y el futuro a través de sus padres y sus hijos, las generaciones que pasaron y las que vienen. Un viejo al que le preguntamos qué pasó, por qué todo se fue a pique y por qué todo lo que tratamos de hacer no pasa de ser una vana ilusión.

En aquellos días ser joven, y en especial ser varón y ser joven, era sinónimo de ser un sospechoso. Nunca olvido al policía que me detuvo para requisarme mientras trataba de cruzar una calle y un circular venía directo hacia mí. Mi crimen era tener cabello largo y vestir con chaqueta de bluyín. El policía se "timbró" cuando sintió algo duro en el bolsillo de mi chaqueta. Preguntó alarmado qué tenía ahí, y yo del susto ni me acordaba. Era un marcador.

Tampoco olvido los guardias de seguridad que me detuvieron a la salida del Cafetero bajo la suposición de que había robado una cajita de marcadores de colores que llevaba en la mano. La había comprado allá mismo una semana antes, y por el sólo hecho de haber estado en el almacén ese día sin comprar nada, me armaron un escándalo cuando me subía a la buseta y me hicieron bajar como si fuera un ladrón, para llevarme a la oficina de seguridad. Allá comprobaron que los marcadores estaban usados. No tenían nada en mi contra, excepto que me gustaba ir a ese almacén con mi novia en las tardes de ocio.

Mucha gente murió en aquella época. El muchacho que vendía chicles en la esquina de la Playa con Córdoba -apuñalado, el que cuidaba y lavaba carros en la misma cuadra -también apuñalado. Un anónimo caminante abaleado al frente de Bellas Artes. La violencia iba permeando la zona de Boston y el Centro. Pablo Escobar pagaba por policía muerto. Se acuñó la palabra "desechable".

Es increíble el grado de despersonalización que se puede alcanzar. A ratos se olvida que cada muerto fue el hijo de alguien, el nieto de alguien. Los niños que olvidamos ya no renacerán.

Todavía no acabamos de pagar las consecuencias. Ese no fue ni el principio ni el final de nuestra violencia. ¿Qué más quisieramos que no hubieran más armas en Medellín, que no hubieran más muertos, conocidos o anónimos? Cada vida es irrepetible, cada muchacho es único.

Nadie debería morir violentamente. Nadie debería levantar un arma contra otra persona. Negarle al otro su derecho a existir y ser individual es aceptar que alguien más nos niegue nuestro propio derecho a existir y ser quienes somos. Lo que se toma por la fuerza se pierde por la fuerza.

Pero el poema acaba en una nota de esperanza. Siempre queda un brillo en la oscuridad. Siempre queda el aroma de los viejos bosques, incluso después de que se hundieron en el mar.

ps: Al transcribir mi poema no pude evitar la tentación de editarlo un poco para decantar el estilo y eliminar el artificio.