Wednesday, October 12, 2011

De qué se hace un poema?

A veces me pregunto
De qué hacer un poema.
De qué se deben hacer los poemas?

Debe hacerse el poema de la narración de mis vivencias
como una autobiografía?

O de la descripción de aquellas cosas
que me emocionan,
aunque sean tan ajenas
como una puesta de sol
o la mirada que intercambian una madre y su infante?

O de la construcción intelectual,
del ejercicio retórico,
o del relato de los eventos históricos y sociales,
o de su interpretación
filosófica, política o ideológica?

A veces me pregunto
dónde termina el arte
y comienza el oficio,
la excentricidad o la costumbre.

Y a veces una frase
me obsesiona,
es un hallazgo.
A veces una imagen
o el deseo de usar un adjetivo,
y a veces es un título,
o un comienzo, o un final...

Y se aferran de mí, y no me sueltan.
Se repiten innumerables veces,
van conmigo al trabajo y a la tienda,
duermen y despiertan a mi lado,
bajo mi frazada,
y al fin me rindo a ese hallazgo
subyugador.
Tomo un papel y un lápiz
y permito que brote.
A veces es un parto fácil,
a veces es muy doloroso,
y a veces simplemente es emocionante.

Y después
quedo mirando
mi trozo de papel que ya no está vacío,
el lápiz en mi mano o en mi boca,
las paredes familiares y la luz de la ventana
y por un segundo, un breve instante,
me siento tan ajeno, tan distante...

Después leo el papel,
saboreo las sílabas y las palabras
y a veces me pregunto qué es aquello
y a veces me pregunto
de qué hacer un poema...


Comentario: La verdad es que en los últimos años no he escrito mucha poesía. Este poemita es tal vez uno de los más recientes. Creo que ya tiene casi 5 años. Uno de mis cuestionamientos es si la poesía tiene vigencia en este momento. Un medio artístico tan frágil, tan etéreo, qué posibilidades tiene de subsistir y de sobrevivir en medio de la cultura pop y la ubicuidad de los medios informáticos. Recordando los últimos días de Jim Morrison (hace ya 40 años), queda de relieve que él tuvo cuestionamientos similares cuando abandonó The Doors y viajó a Francia para dedicarse a escribir poemas, y una vez allá se encontraba desubicado, deprimido ante la ausencia del calor de los escenarios y el aplauso del público en los conciertos.

Hoy por hoy los pintores ponen un status en Facebook cuando hacen el bosquejo, luego suben fotos casi en tiempo real de su trabajo en progreso, reciben sugerencias para detalles como el título, el fondo, los colores... Difícilmente han completado su obra cuando ya pueden ofrecer serigrafías impresas bajo demanda. La labor artística ha dejado de ser ese mundo aislado y solitario que solía ser. Recuerdo a Diego Fallón:

"Se acerca el centinela de la muerte:
he aquí al Silencio, sólo en su presencia
su propia desnudez el alma advierte,
su propia voz escucha la conciencia"

Dónde quedó ese silencio del artista? Hoy estamos saturados de comunicación, de fotografías digitales, de teléfonos inteligentes. Dónde quedó la soledad monástica de los creadores?

Algo se ha perdido definitivamente. Y así como la tecnología va dejando obsoletas cosas lindas como la máquina de escribir manual, la cámara polaroid, la fotografía en película, el cassete, el disco de vinilo, el CD, la película en Super 8, la cinta de VHS, el DVD, el diario impreso y el libro impreso, para dar lugar a medios digitales ubicuos y lucrativos (itunes, netflix, flickr, la fotografía digital, youtube, el ebook en los nook, los kindle, las tabletas...), queda preguntarse qué sobrevive. Será que sobrevive la poesía?

Y si sobrevive... De qué se hace un poema?

1 comment:

  1. El último refugio es y será nuestro pensamiento, nuestra intimidad, la luz apagada de la habitación y la mirada fija en el techo. Nos queda la opción, pequeña, pero queda, de no ser neurona en red, sino cerebro íntimo y creador. Quedamos nosotros... y algo que las redes y la tecnología no podrán remediar, por el contrario, acrecentarán: el sufrimiento humano. De eso haría yo poemas.

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